COARTADA PARA SER UNO MISMO
“Fear me not” es una interesante película danesa dirigida por Kristian Levring, uno de los cuatro cineastas firmantes del rompedor manifiesto Dogma 95 y probablemente el menos reconocido, aunque en esta ocasión la película que ha filmado no sigue las doctrinas marcadas en ese manifiesto y tiene un tratamiento más convencional en su concepción aunque con una inteligente puesta en escena como muestra la decisión de enmarcar la acción en un paisaje idílico y de ensueño.
La trama nos presenta a un hombre que se apunta a un ensayo clínico para probar un nuevo antidepresivo, aunque parece que las pastillas tienen graves efectos secundarios, potenciando la agresividad de los pacientes y deciden suspender el experimento. Pero Michael sólo parece encontrar cosas positivas en el nuevo tratamiento y se niega a dejar el nuevo estado de calma y autocontrol que le han procurado esas pastillas y decide seguir con el experimento por su cuenta. Intoxicado por su rápido éxito, Michael siente la necesidad de controlar también la vida de otras personas. Poco a poco, sus juegos psicológicos se vuelven más drásticos, hasta que descubre algo que le fuerza a ver sus acciones bajo una luz aterradora.
El planteamiento es acertado y prometedor y el desarrollo resulta convincente y atrapa nuestra atención, eso sí, con un ritmo pausado y tenso que nos conduce a un tercer acto equivocado donde la acción explota y convierte al film en un telefilm algo convencional aunque filmado con solvencia por Levring. "Fear me not" es en definitiva, un film frío y sombrío que intenta reflexionar sobre la identidad, la violencia, la locura y nos plantea que vivimos en una sociedad individualista que prefiere la búsqueda de la satisfacción personal por encima de la de los demás como medio de felicidad inmediata, el sentirse superior y poderoso para superar la desmotivación y la crisis existencial en la que parece vivimos inmersos. Las pastillas se convierten para el protagonista en una coartada para ser él mismo, sin tabúes, sin normas, sin prohibiciones, sólo uno mismo y olvidándose del resto, lo que ocurre es que las personas somos demasiado imperfectas para vivir en un mundo así y saber manejarlo sin hacer daño a los demás. Un debate interesante que no acaba de redondearse en la película por un final excesivo que desacredita las buenas intenciones anteriores.
U.C. (Daniel Farriol)